sábado, 28 de febrero de 2009

Sinsentidos.

Hoy vamos a describir sueños; lapsos de irrealidad real. Enérgicos momentos de colores, sudor y pasión. Imagen en movimiento con pasillos de cristal; siempre a pasos de estallar. Son deseos que se vuelven menesteres a medida del grado de maquinación de nuestra locura (donde no hay barreras que le quede grande a la ambición). Donde tu inmunidad es total, no hay palabra ni metal que te alcance; donde a tus recuerdos les ataste un par de alas y mandaste lejos de aquí (al igual que mi foto en tu ventrículo). A lo imposible llegas en un esfuerzo de imaginación, y tu recurrente lluvia no existe. Donde caminando vas en tu vapor de color; ¡y qué fácil es volar para un demonio como vos! Soñás con noches de terciopelo, un amor bajo tu nariz y la silueta de una luna sobre la ventana... Pero tus sueños son efímeros. Tus sueños son tuyos, de nadie más. Y en tu soledad, Madre Tierra lo quiera, te acuerdes de mis hombros al gatillar tu llanto.

Por mi parte, no imagino ventanas, felicidad ni lunas.
Yo nunca sueño; siempre te miro.

viernes, 27 de febrero de 2009

Palabras menores de música paradisíaca.

Las más lindas piernas que jamás pude tocar, carnada perfecta para un diablo como yo. Tu figura traía una gracia particular (o solamente me tenías obnubilado). Tu remera le hacía juego a mi gusto (más apretada, más cerca de mi cielo) y unos ojos que lograban poner en vergüenza a cualquier par que parece adelante tuyo. Todos pensaban que eras un sol enfermo pero solamente nosotros (los que admiramos ángeles de tu talla) sabíamos que, en realidad, sos la luna más hermosa.
No se porqué me gasto, porqué escribo todo esto. Si total, no creo que llegues a leer esto, lo nuestro se basó en algo mucho distinto: todo se resumió en ese grito, en ese desahogo de pasión (lo más parecido al amor), en ese momento en el que no nos importó nada más. En el que no fuimos nada más que uno. Fue en ese grito donde comprendí todo: que sos la chica que quiero para mi y que, si esa fue la única vez que te vi, muchas gracias por despertar lo que no conocía de mi.

jueves, 26 de febrero de 2009

Tiempo al no tiempo.

¿Recién te das cuenta, mi amor? Estuviste escupiendo mi puta sangre toda la semana y apenas notaste el hechizo. Se sufrió un dolor, ¿y?, para vos es moneda corriente, cambiás de aire al primer ligero asma; no la querés sacar a flote. Vos pensás que si me duermo estoy muerto, y simplemente estoy juntando fuerzas para poder pelearla. Deseabas tanto sufrir un dolor que cuando este golpeó la puerta ya tenías elegido tu equivalencia de intercambio: todo el que la luchó, ¡a la horca! (rudimentario, pero sofisticada y adecuadamente doloroso). Algún día te vas a dar cuenta que el sol no huye de vos, solamente hay veces que precisa brillar en otros planos. La noche te pesa, creés verla más negra que nadie y te encerrás en tu egoísmo. Cuando sufro un dolor, lo guardo y aprendo, pero vos te alejás y cambias todo. Sos como un león romano, cuando se cansa, devora al campeón y empieza todo de nuevo.

Me cansé, hoy le cedo a otro el turno.

domingo, 22 de febrero de 2009

You can be unique, but there are others.

Blanca pared, señal de esperanza. ¿Estás sintiendo lo mismo que yo? Ahora que por fin las cosas lograron cambiar, no hay más nada que perder; contra-ataquemos al tiempo, al pensamiento y a la razón (tal vez esta nos salga bien). Encendamos la luz, busquemos su debilidad y, si la noche está a ciegas, perdámonos. Este mundo da para todo (y para todos). Dame tus balas, esas mismas que destrozaron mi cabeza; las mismas que roban sensaciones y libraron todo esto al azar.

Esta noche quiero matar de amor.

jueves, 19 de febrero de 2009

Quizás

Mirás, susurrás, examinás la situación y actuás detrás mío, a medida (y no hay nada más a medida mía que vos, tu espalda y tu oxigenador). Mirás de vuelta, nos cruzamos, pero tus ojos ya no son los mismos, quizás porque ya no están ahí. Quizás (¿Quién sabe algo, pequeño cordero?) porque ya no estás aquí, quizás porque tu foto no dejó más que eso: una foto, una indiferencia... una reticencia a todo lo que necesito (es que no sirvo ni para el perdón ni para el olvido). Una nada que lo abarca todo.
Miro la niebla de mi futuro ; tiemblo. No te veo allí (no veo a nadie). Mis mañanas con tus silencios ya no van a estar (quizás sanarán al fin), y volverá todo a comenzar.
Se repite tu historia en mi historia y, quizás, sea lo mejor.

Gracias por todo ; gracias por haber ¿estado?

miércoles, 18 de febrero de 2009

Descenso


Nunca imaginamos que lo basto del infinito podía llegar a acabarse, y cuando sucede creemos que nada en el mundo podría equiparar semejante belleza. Y pensar que yo lo vi, que yo te vi... y no me enseñaste cómo actuar.
Que fue en esa tarde celestial de aquel olvidado mes donde ocurrió: subiste altanera, hermosa, indiferente (pasaste por al lado mío, no te importó dejarme obnubilado). Te ubicaste en la otra punta, te pusiste cómoda y relojeaste la hora. Llevabas los colores del cielo, y el esplendor del sol en tu cara. Te imaginé sublime, piadosa, capaz de elevarme y soltarme en el aire, y dejarme ahí anclado. Me prometí no mirarte, pero tu hechizo invadió mis pupilas, ¿qué podía hacer yo? Tu cintura le hacía juego a mi gusto, y tu sonrisa rompía esquemas (y pensar que lo sigue haciendo...). Me bajé decididamente a recordarte, cuando de repente apareciste a la par mía descendiendo del transporte. No supe que hacer. ¿Desafiar al ridículo o quedarme con las ganas locas? Sigo arrepintiéndome, y la misma pregunta me da vueltas por la cabeza, sin tener una respuesta...

¿Cuándo te escapaste de mis sueños?

Fantasía & Realidad

Otra tarde más en la calle camino al bar platense. Bar que lo acuño desde joven bacteria de la sociedad. Otro día merecía olvidarse. Entrando con todas las miradas encima y con unas pocas monedas, se pidió la cerveza tradicional de siempre. Aquel bar, antiguo club que supo tener su equipo infantil de fútbol, ahora era solamente el antro de algunas almas baratas que se contentaban con un poquito más de alcohol en las venas. Sin rumbo fijo, “El Chino” paraba en el bar cada tanto, sobre todo cuando faltaba el mango y había que comer (se recurría al argentinismo puro, a veces 33 de mano te sacan de pobres).
El Chino, pasemos a hablar de este personaje de mirada fría pero de corazón audaz. Era un trabajador bastante honesto, siempre la calidad ante todo (un monstruo más de la calle, nadie entraba como salía de su esquina). Tenía huellas en su piel marcadas a fuego. No paraba de laburar a menos que algo de plomo lo detuviera (esto se hacia cada vez menos frecuente a medida que iba tomando poder en su barrio). Podía llegar a ser demasiado meticuloso y exigente en el amor, pero recordaba que él era un pobre diablo y desistía en la búsqueda de esa mujer “fatal” y salía con cualquier mina que pareciera sencilla a los ojos simples. A pesar de todo, alguien se había atrevido a quererlo, logró domar su ansías y le apagó toda su sed.
Ella, ángel de primer mundo, caritativa y simpática. Nunca disparaba si no era necesario, demasiado piadosa. Supuso que no estaría mal cuidar otro ser, y abrigo al Chino con todo su calor.
En esa época él fue feliz de verdad y no le importo nada más. Intento dejar su trabajo pero cada vez venía mas clientela barata que no paraba de dejar buena guita. Si, el pobre diablo de decisión equivocada cambió trabajo por amor, cambio infortunio por alegría, cambió arco iris de colores por el cielo. Por un momento ella lo entendió y supo contener a su diablo y guiarlo, sin éxito en su propósito.
Pobre nuestro querido diablo de lengua capaz, se creía un dios. Tan así se creía que no vio mas allá de su ego sentimental al escuchar un mensaje diciendo que tenían que hablar. Pensando en que hacía tiempo sin un cruce de miradas y seguramente lo echaba de menos se preparó para el encuentro. Luego del baño, el perfume y demás (sin poder quitar esa dulce fragancia que enturbia los sentidos), buscó algunos paquetes (siempre confiando en un cliente casual) y se largó a la cita.
Repito lo mismo, se creía un dios. Demasiada fue la impresión que se llevó cuando escuchó la verdad. Sus ojos no escuchaban, sus oídos no hablaban, su boca no miraba bien. ¿Acaso era a él al que le acababan de decir que no funcionaba más? ¿Estaría volando? Podría, pero al ver la cara de su ángel supo que era cierto. ¿Porque? ¿Como? Tan Dios se creía que dejo de lado sus sentimientos y escupió mentiras amargas solamente por despecho. Volvió en sí cuando escucho que su idea de vida no era al lado de un simple comerciante. Quiso terminarlo ahí para no mentirse peor, media vuelta y a correr. Reaccionó al oír un “Chau, hasta nunca”. Ahí volvieron los recuerdos, todo el amor que ella le supo dar y el no aprovechó. Sintiendo que se rompían las cadenas de su expresión, no le dio vergüenza gritarle al mundo que la amaba, que “sin vos me empiezo a ahogar”.
Lastima que no lo escucho. Leyendo este final creo que tal vez hubiera cambiado el desenlace, pero en esta historia de fantasía y realidad no hay lugar para finales felices.
El Chino, ya lo describimos, era demasiado honesto. Logró cumplir su promesa.
Aquella noche, su cuerpo apareció tirado en el umbral, con sus sentidos en jaque y junto con los desechos de su fuente de dinero.


Comunicado Del Hospital:

03.42: Entra a las instalaciones el paciente Nº 234.548 encontrado por la policía en aparente estado de ebriedad.
03.49: Se presentan fallas en el paciente. Se realizan intentos de reanimación.
03.52: Desisten en dichos intentos al no encontrar respuesta positiva. El paciente muere a las 03.51.
03.54: En la autopsia se descubre que se debió a un paro cardiorrespiratorio. No presentaba antecedentes.
15.11: Al no encontrar ningún familiar que reclame los restos, se deciden utilizar sus órganos en pacientes con probabilidades de vida.
21.34: Se procede al entierro del paciente Nº 234.548. Se cierra su ficha médica.